Thursday, January 22, 2009

La estrella de Piresh



Por Silvia Gómez Moradillo


"En un lugar lejano y en una cultura muy diferente a la nuestra vivía un niño. Parecía que la estrella con la que se supone debe nacer cualquier ser humano se había perdido cuando llegó al mundo.



Tenía 12 años, y llevaba desde que no tenía todavía recuerdos trabajando para sacar adelante a su familia. Tenía la piel de las manos agrietada; la memoria tampoco le dejaba recordar cómo era no tenerla así. Tuvo que ocupar el lugar de su padre cuando éste, no pudiendo soportar más el mundo que le rodeaba, decidió difuminarlo tras una botella de alcohol.



¿Y qué puede hacer un niño cuando todo lo que ha conocido en la vida es tan diferente a como debería ser? Buscar la mínima grieta en la pared por la que pueda filtrarse un cacho de infancia, de juegos, de curiosidad, de cariño...Y eso hizo; decidió aferrarse a las pequeñas grietas que su vida le concedía y aprendió. Aprendió a reír, a jugar, matemáticas, inglés... Aunque nunca pasó por un colegio.



No pudo hacer el vago, ni recibir la bronca de sus padres por no aprobar la tabla de multiplicar, no jugó al futbol en el recreo, ni puso cara de idiota cada vez que esa niña del pupitre de al lado le hablaba, ni pudo pensar que era tan absurdo estudiar cosas que no le servirían para nada en el futuro... No tenía tiempo: había que ser realistas. Y la realidad de su lejana tierra no le dejaba, le aferraba cada día con más fuerza al destino que le tocó vivir: ¿puede el ser humano luchar contra eso? Le bastaba observar a su padre y a su familia para encontrar una respuesta a esa pregunta.



Pero parece que un buen día esa estrella extraviada, tras muchos esfuerzos, logró tropezarse con él. Acababa de cumplir los 12. Y alguien que un día se propuso cambiar el destino de un pedacito de mundo le había puesto en un autobús camino de un colegio muy cercano a su pueblo. Su familia no tendría que pagar sus estudios. Le habían concedido una beca; pero era más que una beca, ¡era una vida! Y ahí estaba, camino de lo que quisiera conseguir o de lo que la vida le dejase. ¿No era acaso mucho más de lo que se había propuesto dejarle cuando nació? (...)"



No puedo acabar esta historia, lo tendrá que hacer él, día a día y año a año. Sigue teniendo 12. Se llama Piresh y nació en Pannur (India), un lugar muy lejano y una cultura muy diferente a la nuestra... tan "diferente" y tan "lejana" que sólo nos separan 9 horas de avión.



Un día alguien soñó. Soñó que él sólo no podía cambiar el mundo, pero que si conseguía cambiar el pequeño mundo de algún ser humano sería mucho más de lo que haría si ni siquiera lo intentaba. Y así, Piresh, y muchos niños como él, llegaron a un colegio. Puedo aseguraros que no recibirán una Play Station por Reyes, pero no importa demasiado porque ya han tenido el mejor de los regalos: recoger su infancia y su vida y decidir qué hacer con ella. Namastei y ¡Feliz Navidad!



Jesuitas de Castilla

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