Thursday, March 12, 2009

El Papa admite "fallos" en su guiño lefebvrista


Benedicto XVI se muestra "entristecido" por la "hostilidad dipuesta al ataque" de algunos católicos contra él
Mes y medio después de que levantase la excomunión que pesaba sobre cuatro obispos lefebvristas, el Papa ha reconocido dos fallos en la forma en que se gestó y motivó una medida que ha originado la mayor crisis de credibilidad en los cuatro años que lleva ocupando la silla de Pedro. En una carta escrita a mano (Texto completo aquí), dirigida a todos los obispos del mundo, Benedicto XVI explica qué se hizo mal y por qué se hizo.

Hubo dos fallos, reconoce el Pontífice. Ambos ya habían sido señalados por todos aquellos que se sorprendieron del gesto papal, sobre todo de la retirada de la excomunión a uno de los prelados, Richard Williamson, un notorio negacionista del Holocausto.

La primera equivocación, admite Joseph Ratzinger, reside en que la Santa Sede "no se dio cuenta" de que hubiese bastado una sencilla búsqueda en internet para conocer las judeofóbicas palabras de Williamson, que tantas fricciones causaron entre el Vaticano y el mundo judío, el católico progresista e incluso la cancillera alemana, Angela Merkel. Las declaraciones del obispo, continúa la carta, "se han superpuesto de manera imprevisible" a la rehabilitación de los lefebvristas --excomulgados en 1988 por su oposición al concilio Vaticano II--, "causando un cortocircuito mediático que alteró todo el caso".

El segundo fallo tiene que ver con la tan criticada, por inexistente, política mediática vaticana: el Papa alemán reconoce que las revocaciones de las excomuniones "no fueron clara y suficientemente ilustradas". Tras la admisión de los errores, Benedicto XVI explica a todos los obispos del mundo en qué ha consistido su guiño a los ultratradicionalistas, quienes se muestran contrarios al diálogo entre religiones, y por qué lo ha hecho. El motivo fue propiciar la unidad de los cristianos, pero las revocaciones son personales, solo afectan a los cuatro prelados, y no implican el reconocimiento a la orden que fundó el cismático arzobispo Marcel Lefebvre, la Fraternidad de San Pío X, al que se llegará tras la aceptación del concilio Vaticano II, algo a lo que, por el momento, se niegan en redondo los lefebvristas.

En especial, Ratzinger se dice «entristecido» por el hecho de que incluso una parte del mundo católico «ha pensado en golpearme con hostilidad lista para el ataque». Probablemente piensa en los episcopados alemán, suizo, francés y austriaco, que reaccionaron de forma airada al perdón a este grupo ultraconservador el mes pasado.

El Papa pide prestar más atención a Internet, reconoce que la nota del 21 de enero del 2009 no fue suficientemente clara, anuncia que “Ecclesia Dei” será asociada a la Congregación para la Doctrina de la Fe, reitera la necesidad del reconocimiento del Vaticano II y del magisterio de los Papas desde 1962, pide asimismo insertar el Concilio en el conjunto de la historia doctrinal de la Iglesia, lamenta las polémicas vividas y abunda en que la tarea de la unidad es objetivo prioritario para el sucesor de San Pedro y para la Iglesia. Asimismo el Papa recuerda que la Fraternidad San Pío X no tiene posición canónica en la Iglesia y que sus ministros no ejercen ministerios legítimos.

El Papa Benedicto XVI afirma que la Santa Sede debe prestar más atención a las noticias de actualidad que se difunden en todo el mundo para evitar malentendidos, tras el caso Williamson. El Papa ha enviado una misiva a los obispos, hecha publica hoy por El Vaticano, para aclarar su posición con respecto al polémico levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos lefebvrianos. "Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema. De ellos saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias", añade.
Además, lamenta la "hostilidad dispuesta al ataque" con la que algunos católicos han juzgado su decisión. El director de la sala de prensa del Vaticano calificó este documento de "desacostumbrado y digno de la máxima atención" ya que, "nunca como hasta ahora con este caso", el Papa "se había expresado de un modo tan personal e intenso sobre una cuestión debatida".
La remisión de la excomunión a los cuatro obispos cismáticos, que habían sido ordenados sin el permiso del Papa en 1988 por el prelado cismático Marcel Lefebvre, coincidió a finales del pasado mes de enero con las polémicas declaraciones de uno de ellos, Richard Williamson, en las que minimizaba la magnitud del Holocausto judío y llegaba a decir que las cámaras de gas nunca habían existido.
El caso alimentó una intensa polémica tanto entre católicos y judíos como en el interior de la Iglesia católica, lo que llevó al Papa y al Vaticano a aclarar en varias ocasiones sus posiciones sobre el Holocausto y a pedir a Williamson que se retractara de sus declaraciones para poder ser readmitido en la Iglesia católica.
Asimismo, el Vaticano aseguró que, en el momento del levantamiento de la excomunión, el Papa no tenía conocimiento de las declaraciones que Williamson había concedido a una televisión sueca pocos días antes. Ahora, el Papa también se propone explicar lo sucedido a los obispos de todo el mundo.
En la misiva publicada hoy, el Papa intenta explicar a los obispos cuáles eran las verdaderas intenciones de su decisión y analiza las circunstancias que contribuyeron a atizar la polémica, "tanto dentro como fuera de la Iglesia católica".
Entre otras cosas, Benedicto XVI admite que el caso la discusión que ha desatado esta cuestión ha sido de una "vehemencia como no se había visto desde hace mucho tiempo" y recuerda la "avalancha de protestas" que se produjeron por parte de los que le acusaban de querer volver a los tiempos anteriores al Concilio Vaticano II.
HA SIDO UNA "DESGRACIA IMPREVISIBLE"
"Una contrariedad para mí imprevisible fue el hecho de que el caso Williamson se sobrepusiera al levantamiento de la excomunión", detalla el Pontífice. Esto ha hecho que "el gesto discreto de misericordia hacia los cuatro obispos, que habían sido ordenados válidamente pero no legítimamente, ha aparecido de pronto como algo completamente diverso: como la negación de la reconciliación entre cristianos y hebreos, y por lo tanto, como la revocación de lo que el Concilio ya había aclarado sobre esta materia".
Con todo "me ha entristecido el hecho de que también los católicos, que en el fondo habrían podido conocer mejor cómo están las cosas, hayan decidido golpearme con una hostilidad dispuesta al ataque", lamenta. "Precisamente por esto agradezco a los amigos hebreos que han ayudado a quitar de en medio el malentendido y a restablecer la atmósfera de amistad y confianza", añade.
Sin embargo, el Pontífice detalla "otro desacierto" cometido por la Santa Sede al no haber sabido ilustrar "el alcance y los límites" de la decisión pontificia en el momento de su publicación y es que los cuatro obispos lefebvrianos "han sido liberados de la sanción eclesiástica pero no ejercen de modo legítimo ningún ministerio en la Iglesia", puntualiza.
Por otro lado, el Papa reitera su intención de seguir avanzando hacia la completa reconciliación de la Iglesia católica con la Fraternidad de San Pio X, la comunidad cismática a la que pertenecen los cuatro obispos lefebvrianos. "¿Puede dejarnos totalmente indiferentes una comunidad en la que se encuentran 491 sacerdotes, 215 seminaristas, 117 monjes, 164 monjas y miles de fieles? ¿Debemos verdaderamente dejar que vayan a la deriva lejos de la Iglesia?" se pregunta.
Benedicto XVI admite que existen "muchas cosas fuera de tono, soberbia y presunción, obcecaciones sobre unilateralismos, etc." por parte de esta comunidad cismática. Sin embargo, "a veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad necesita de un grupo al menos, con el cual no tener tolerancia alguna, contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele --en este caso también el Papa-- también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio sin temor ni reservas", lamenta.
Las frases más importantes de la carta papal

La remisión de la excomunión a los cuatro Obispos consagrados en el año 1988 por el Arzobispo Lefebvre sin mandato de la Santa Sede, ha suscitado por múltiples razones dentro y fuera de la Iglesia católica una discusión de una vehemencia como no se había visto desde hace mucho tiempo.

Algunos grupos, en cambio, acusaban abiertamente al Papa de querer volver atrás, hasta antes del Concilio. Se desencadenó así una avalancha de protestas, cuya amargura mostraba heridas que se remontaban más allá de este momento.

Por eso, me siento impulsado a dirigiros a vosotros, queridos Hermanos, una palabra clarificadora, que debe ayudar a comprender las intenciones que me han guiado en esta iniciativa, a mí y a los organismos competentes de la Santa Sede. Espero contribuir de este modo a la paz en la Iglesia.

Una contrariedad para mí imprevisible fue el hecho de que el caso Williamson se sobrepusiera a la remisión de la excomunión. El gesto discreto de misericordia hacia los cuatro Obispos, ordenados válidamente pero no legítimamente, apareció de manera inesperada como algo totalmente diverso: como la negación de la reconciliación entre cristianos y judíos y, por tanto, como la revocación de lo que en esta materia el Concilio había aclarado para el camino de la Iglesia. Una invitación a la reconciliación con un grupo eclesial implicado en un proceso de separación, se transformó así en su contrario.

Me ha entristecido el hecho de que también los católicos, que en el fondo hubieran podido saber mejor cómo están las cosas, hayan pensado deberme herir con una hostilidad dispuesta al ataque.

Otro desacierto, del cual me lamento sinceramente, consiste en el hecho de que el alcance y los límites de la iniciativa del 21 de enero de 2009 no se hayan ilustrado de modo suficientemente claro en el momento de su publicación.

Hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia.

A la luz de esta situación, tengo la intención de asociar próximamente la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”, institución competente desde 1988 para esas comunidades y personas que, proviniendo de la Fraternidad San Pío X o de agrupaciones similares, quieren regresar a la plena comunión con el Papa, con la Congregación para la Doctrina de la Fe.

No se puede congelar la autoridad magisterial de la Iglesia al año 1962, lo cual debe quedar bien claro a la Fraternidad.

Pero a algunos de los que se muestran como grandes defensores del Concilio se les debe recordar también que el Vaticano II lleva consigo toda la historia doctrinal de la Iglesia. Quien quiere ser obediente al Concilio, debe aceptar la fe profesada en el curso de los siglos y no puede cortar las raíces de las que el árbol vive.

¿Era necesaria tal iniciativa? ¿Constituía realmente una prioridad? ¿No hay cosas mucho más importantes? Ciertamente hay cosas más importantes y urgentes. Creo haber señalado las prioridades de mi Pontificado en los discursos que pronuncié en sus comienzos. Lo que dije entonces sigue siendo de manera inalterable mi línea directiva. La primera prioridad para el Sucesor de Pedro fue fijada por el Señor en el Cenáculo de manera inequívoca: “Tú… confirma a tus hermanos” (Lc 22,32).

Por tanto, si el compromiso laborioso por la fe, por la esperanza y el amor en el mundo es en estos momentos (y, de modos diversos, siempre) la auténtica prioridad para la Iglesia, entonces también forman parte de ella las reconciliaciones pequeñas y medianas.

Que el humilde gesto de una mano tendida haya dado lugar a un revuelo tan grande, convirtiéndose precisamente así en lo contrario de una reconciliación, es un hecho del que debemos tomar nota.

¿Puede dejarnos totalmente indiferentes una comunidad en la cual hay 491 sacerdotes, 215 seminaristas, 6 seminarios, 88 escuelas, 2 institutos universitarios, 117 hermanos, 164 hermanas y millares de fieles? ¿Debemos realmente dejarlos tranquilamente ir a la deriva lejos de la Iglesia? Pienso por ejemplo en los 491 sacerdotes.

Ciertamente, desde hace mucho tiempo y después una y otra vez, en esta ocasión concreta hemos escuchado de representantes de esa comunidad muchas cosas fuera de tono: soberbia y presunción, obcecaciones sobre unilateralismos, etc. Por amor a la verdad, debo añadir que he recibido también una serie de impresionantes testimonios de gratitud, en los cuales se percibía una apertura de los corazones.

A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele –en este caso el Papa- también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas.

Quisiera dar las gracias de corazón a todos los numerosos Obispos que en este tiempo me han dado pruebas conmovedoras de confianza y de afecto y, sobre todo, me han asegurado sus oraciones. Este agradecimiento sirve también para todos los fieles que en este tiempo me han dado prueba de su fidelidad intacta al Sucesor de San Pedro. El Señor nos proteja a todos nosotros y nos conduzca por la vía de la paz.
RD/Agencias
Jueves, 12 de marzo 2009

No comments: