Sunday, March 08, 2009

«Es necesario devolver a la mujer el pleno respeto de su dignidad y su papel»


El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una llamada insistente a hacer lo necesario para devolver a la mujer el pleno respeto de su dignidad y su papel, y agradecer sus responsabilidades en una sociedad que se siente en gran parte deudora del genio femenino cuya máxima expresión e inspiración las ve la Iglesia en María.

Sin duda la mujer representa «el valor social más elevado» por su poder generativo y nutritivo, de donde nace su dignidad y su originalidad. Ante los comportamientos que hieren la dignidad de la mujer en nuestra sociedad, es necesario el reconocimiento de la dignidad de la persona humana, que debe ser el punto de partida para fomentar el desarrollo humano auténtico.
Los derechos humanos y las libertades fundamentales de la mujer deben ser protegidos como el derecho de buscar empleo y salarios justos, estando protegida del abuso y la explotación, y apreciando como trabajo todo lo que hace en casa, toda su actividad de madre y de educadora, trabajo que ha de ser socialmente valorado si la sociedad no quiere actuar en daño propio.
Es ocasión de manifestar la admiración y gratitud hacia las mujeres que se han dedicado a defender, a veces en circunstancias bastante adversas, la dignidad de su condición femenina. Vemos esperanzadamente que, en muchas regiones del mundo, las mujeres están presentes y activas en cada una de las áreas de la vida: social, económica, cultural, religiosa y política, ofreciendo una aportación indispensable al establecimiento de estructuras más humanas y humanizadoras gracias a su intuición femenina y a su gran capacidad de sacrificio.
La doctrina social de la Iglesia considera la exigencia de igualdad en las distintas áreas: «Igual salario por igual trabajo, protección para las madres trabajadoras, actuación correcta en la promoción de las carreras profesionales, y reconocimiento de todo lo que forma parte de los derechos y deberes de todos en una sociedad democrática. Es una cuestión de justicia y de necesidad».
Pero tampoco olvidamos que demasiadas mujeres hoy siguen siendo víctimas de las distintas formas de violencia que deshumanizan su dignidad. Es preciso condenar y sancionar con fuerza la violencia sexual perpetrada contra las mujeres, como también una cultura hedonista y comercial que impulsa a la explotación sistemática de las mujeres, siendo imprescindible el compromiso de estas, que son las primeras víctimas, para erradicar este tipo de situaciones.
Es preciso potenciar la promoción de la mujer en todos los sectores de la sociedad humana, recordando que los derechos humanos son universales pero la titularidad de los mismos es individual. «La promoción de las mujeres dentro de la sociedad tiene que ser comprendida y buscada como una humanización, realizada gracias a los valores redescubiertos por las mujeres.
En esta clave se ha de defender la igualdad de la mujer y sus derechos individuales como persona con dignidad propia.

Juan Pablo II observaba que «la igual dignidad y responsabilidad de las mujeres justifica plenamente el acceso de la mujer a las funciones públicas», haciendo notar que el verdadero progreso de las mujeres también requiere que «se dé un claro reconocimiento al valor de su papel maternal y familiar».
Por Julián Barrio Barrio
Arzobispo de Santiago
Domingo, 8 de marzo 2009

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