Sunday, March 08, 2009

La homilía de Betania: MÁS ALLÁ DEL APEADERO DE LA MUERTE

Por José María Maruri, SJ

1.- Cuanto más corto es el camino de la vida que nos queda por recorrer, más nos volvemos a mirar atrás y los viejos nos identificamos con aquellos versos:

“Cómo a nuestro parecer
cualquier tiempo pasado
fue mejor…



Es la añoranza de una vida que se nos escapa como anguila entre las manos. Es la tristeza del crepúsculo y, en el fondo, una gran falta de fe.


2.- La transfiguración es un fogonazo hacia el futuro para fortalecer la fe vacilante de los discípulos. Es mostrarles que más allá del apeadero de la muerte espera al Señor Jesús un futuro grandioso y esplendoroso del que todos participamos porque en Cristo todos hemos resucitado.

Sobre nuestra fe actúa –o debería de actuar—un fogonazo mayor que la Transfiguración, porque lo que fue anticipo en ella, en nosotros ya es realidad. Cristo ya ha vencido a la muerte y en Él nosotros.

Y cuando renqueamos con la vejez, cuando nos empeñamos en volver a energías pasadas a fuerza de vitaminas, cuando se nos agría el rostro como si comiéramos limón, o perdemos la sonrisa, es porque nos consideramos proyectiles de cañón lanzados contra el inexorable muro de la muerte contra el que vamos a saltar en pedazos irreconocibles.

Nunca nos hemos considerado montados en la nave espacial de la vida que pasará de largo, como Cristo, sobre el apeadero de la muerte para continuar un maravilloso viaje por la eternidad de Dios, por la siempre nueva y cambiante belleza de Dios, por un mundo de amor siempre antiguo y siempre nuevo del que ya tuvimos prueba en esta vida.


3.- ¿No os habéis extasiado ante algunas de las viejas casas de las calles de Almagro, Fortuny o Monte Esquinza o las del Madrid de los Austrias? Exponente de una estética, de un señorío o de una elegancia que ya hay que buscar en las ruinas de la democracia.

a) Pues para la mirada de Dios todos son construcciones de papel con las que construíamos de niños el Monasterio de El Escorial.

b) Chafarrinones de Dios son esos pinos que adornan con perlas de hielo como pinos de cristal. O esos riachuelos que con el deshielo bajan ahora trotando de roca a roca llenando el aire con su sonido de paz.

c) Chafarrinones de Dios son esas puestas de sol en que el rojizo del cielo pone en llamas los arbustos de la colina o los árboles del jardín.

d) O ese mar bravío rompiendo contra la roca en lucha consigo mismo al regresar sobre sus propias olas, todo chafarrinones de Dios. Goterón de óleo caído de la paleta del eterno artista, pura mancha, puro borrón, comparado con lo que la eterna e infinita belleza y amor de Dios puede hacer.

¿Por qué tenemos que mirar atrás a estas maravillas del mundo cuando nos queda ante nosotros la verdadera obra de arte de Dios? Ya lo tenemos al alcance de la mano, ¿por qué aferrarnos a la sucia silla de la sala de espera de este mundo?


4.- Ahora nos sentimos cobijados, abrigados por el cariño de familiares y amigos. Y hasta del Señor hemos sentido a veces, más o menos, su presencia discreta y escondida, siempre cariñosa y cercana, con su mano extendida.

Pues más allá del apeadero de la muerte nos zambulliremos en el Amor de nuestro Padre Dios, amor antiguo y siempre nuevo, sintiéndonos amigos de siempre y al tiempo gozando cada instante de nuevas facetas de su cariñoso calor.

Pues esta Transfiguración del Dios de belleza y amor deben ser los prismáticos con los que debemos mirar al futuro cercano que nos espera, en lugar de mirar hacia atrás con nostalgia, nos haga mirar adelante con ansía de vivir lo que jamás hemos soñado.

No necesitamos las tres tiendas de Pedro que nos atan a este mundo. Somos caminantes a los que el camino acerca día a día a la patria de la que somos ciudadanos.

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