Tuesday, March 17, 2009

La última niña de Aboke llega a casa


El 9 de octubre de 1996, el internado de la escuela de St. Mary, en el pueblo de Aboke, fue atacada durante la noche por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA), una milicia que ha aterrorizado el norte de Uganda en los últimos 20 años.

Aquella noche, los rebeldes secuestraron violentamente a 149 niñas y desaparecieron en la oscuridad. En la confusión de aquella noche, La hermana comboniana Rachele Fassera, que estaba encargada de la escuela, tomó una decisión que cambiaría su vida: perseguiría el rastro de esas niñas hasta que las devolvieran. No paró hasta que se encontró con aquella milicia y "negoció" la vuelta de las niñas.

Aquellos rebeldes, quizás poco acostumbrados a la tozudez de una religiosa que se ofrecía a sí misma en lugar de las chicas, acordaron que volverían todas menos 30. Rachele volvió con una determinación: hacer que todo el mundo supiera sobre las chicas que habían quedado atrás y conseguir que volvieran un día. Gracias a ella, los relatos de "las chicas de Aboke" comenzaron a conocerse y atrajeron la atención internacional.

Poco a poco, las 30 chicas que quedaban han ido volviendo a sus casas. Algunas han sido "liberadas" en acciones militares, otras pudieron escapar. Otras, como el caso de la chica de hoy, han tenido que esperar varios años hasta que pudieron experimentar la libertad y han sido repatriadas por el ejército ugandés, después de enfrentamientos con algunas de estas tropas dentro de territorio congoleño, donde se refugian en los últimos meses.

Catherine Ajok tiene 26 años y hoy está de vuelta en su Uganda natal. Todavía siente en su propia carne los síntomas de un trauma para el que necesitará un largo tratamiento psicológico. Vuelve con un hijo en sus brazos. Como casi todas sus compañeras, en cuanto fueron secuestradas pasaron a ser propiedad de un "comandante" o cualquier líder de la guerrilla.

Catherine dice que ella es una de las 30 esposas de Joseph Kony, el excéntrico fundador de esta guerrilla que se dice iluminado del cielo y que viene a liberar a los acholi de su yugo opresor. Lo curioso es que lleva decenas de años "liberando" a su gente con los métodos más cruentos que uno pueda imaginar: saqueos, asesinatos, mutilaciones, violaciones...

De ser esposa del "número uno" pasó, posteriormente, a otro comandante que fue atacado por los soldados ugandeses en el Congo. Gracias a este golpe de suerte, Catherine ha podido tener la oportunidad de volver a su casa, una situación a todas luces irreal para personas que han estado forzadas durante años a vivir en la selva, sin una casa permanente y con el miedo de ser maltratadas por los de dentro o ser atacadas por los de fuera.

Catherine no puede ni está en condiciones de responder a las preguntas indiscretas de los periodistas. Lo que va a hacer ahora es comenzar un tratamiento que la pueda preparar para volver a insertarse en su ambiente original y entre los suyos.

Con ella se cierra uno de los capítulos más impresionantes de esta guerra "de baja intensidad" como se llama en el argot periodístico y que ha herido profundamente los cuerpos, las mentes y la paz de los pueblos del Norte de Uganda. Ahora queda el enfrentarse a la "normalidad", vivir con el estigma de haber sido "esposa de..." y de saberse diferente simplemente porque unos desalmados le quitaron 13 años de su vida.
Alberto Eisman
Jaén, 1966. Licenciado en Teología y máster en Políticas de Desarrollo. Ha sido director de país de Intermón Oxfam para Sudán donde se ha encargado de la coordinación de proyectos en Nairobi y Wau.
Muzungu

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