Thursday, March 12, 2009

Las víctimas más vulnerables de la crisis

Se decía en diferentes medios que África, por depender menos en su maquinaria macroeconómica de las bolsas y de los sectores inmobiliarios, estaría mejor preparada para afrontar la presente crisis económica y se vería menos afectada por ésta que otros países. Pues bien, parece que de eso... naranjas de la China.


Lo acaba de recordar el director del Fondo Monetario Internacional al final de una cumbre. La crisis va a hacer que los modestos avances y las ganancias que África ha hecho en las últimas decenas de años se vean consumidos por el desgaste financiero y la desaceleración. Por tanto, es muy probable que millones de personas pasen de nuevo a una situación de pobreza de la que apenas habían salido años antes.


La verdad es que no hace falta que lo diga el director del FMI, la situación de la que estamos hablando se ve y se siente en la calle y así se han reflejado ya varias veces en este blog. Aquí los problemas no son tanto los pagos de las hipotecas sino los precios de los artículos de primera necesidad: la harina, el aceite, el queroseno para cocinar, el maíz... Y ahí es difícil poder encontrar soluciones, ya que una familia que quiera apretarse el cinturón tiene ya pocos agujeros en los que afianzar su hebilla. La cuestión final no es cortar gastos, sino comer o no comer, y si se hace, cuántas veces al día.


En estos días en Kenia, se sabe ya quiénes son las nuevas víctimas de la crisis: los niños en edad escolar. Después que hace algunos años el gobierno anunciara a bombo y platillo la institución de la educación primaria gratuita, ahora parece ser que se va a tener que comer sus palabras porque, al parecer, no hay dinero para pagar los gastos de educación. Todos se preparan ya para meter la marcha atrás y volver a la situación de hace algunos años y al pago de matrículas.


Debo decir primero que, aunque se anunciara en su día la gratuidad de la enseñanza como un gran logro, ésta de verdad no era tan gratuita. Creo que debido a la influencia británica, en las escuelas se cuidan muy mucho de cuidar la apariencia y, prácticamente, no hay escuela que no tenga su uniforme propio. Por lo tanto, todo estudiante tiene que comprarse el suyo y ni que decir tiene que estos gastos de atuendo no están cubiertos por ningún gobierno.


Lo mismo sucede en el caso de los libros de texto, por lo que a la postre nos encontramos con miles de padres que, aunque por ley no tengan que pagar matrícula, se ven obligados a afrontar el gasto de un uniforme, material escolar y un buen número de libros, gasto que no es baladí para una economía doméstica que, como ocurre en el 60% de las familias del país, es de pura subsistencia y con apenas capacidad de ahorro.


Por lo tanto, y como lo hemos señalado ya varias veces, en un país cuyos parlamentarios y ministros se cuentan entre los mejor pagados del mundo, donde los padres de la patria por disposición gubernamental no pagan impuestos, donde el gasto público mensual es de más de un millón de dólares... la educación, y por ende el futuro de estas nuevas generaciones, van a ser sacrificados en el altar de la crisis y parece que los dirigentes, sumidos en el patológico egoísmo de la clase política y su insaciable codicia, no van a mover un dedo por salvarla. Una pena, de verdad.


jueves, 12 de marzo de 2009


Alberto Eisman
Jaén, 1966. Licenciado en Teología y máster en Políticas de Desarrollo. Ha sido director de país de Intermón Oxfam para Sudán donde se ha encargado de la coordinación de proyectos en Nairobi y Wau.

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