Monday, March 09, 2009

Lunes de la segunda semana de Cuaresma, por Ángel Moreno de Buenafuente


La compasión

La Palabra, que se proclama hoy en la Liturgia, nos revela una de las novedades del Evangelio, la compasión divina, y nos exige la actitud más identificativa de los cristianos: “Sed compasivos como vuestro Dios es compasivo”.
El Dios terrible del Sinaí, se manifiesta misericordioso, lento a la ira y rico en piedad. “Aunque nosotros nos hemos rebelado, el Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona” (Dan 9, 8-9).

La identidad de Dios, su compasión, y sobre todo la experiencia de su perdón, se convierten en exigencia (Lc 6, 36). Resultaría terriblemente escandaloso que nos aprovechemos de la magnanimidad divina y en cambio nos comportemos justicieros con los que nos rodean.

Recuerda la parábola que pronunció Jesús sobre el criado inicuo:

“El siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré."
Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes."
Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré."
Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía” (Mt 18, 26-30).

Tenemos en nuestra mano la llave de la compasión divina: “La medida que uséis, la usarán con vosotros” (Lc 6, 38). Esta misma semana, hemos escuchado: “perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” (Mt 6, 12). “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten” (Mt 7, 12). Sobre todo como queréis que Dios os trate: “Que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados” (Sal 78 [79], 8).

En un mundo violento, en una hora de confrontaciones ideológicas, cuando se extiende sobre tantos la sombra de la crisis económica, del paro y cabe que hasta del hambre, el distintivo cristiano es la compasión del corazón y de las manos: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”.
Ecclesia

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