Thursday, March 05, 2009

Mujeres que lideran procesos de desarrollo

Las mujeres producen entre el 60 y el 80% de la comida en los países en vías de desarrollo y sólo poseen el 1% de la tierra.

Ayuda en Acción capacita a mujeres en África, Asia y América Latina para que mejoren sus condiciones de vida
En El Salvador hay un 16% de mujeres analfabetas frente a un 11% de hombres. María del Carmen Franco es una mujer salvadoreña de 48 años que ha participado en los talleres y capacitaciones de Ayuda en Acción. “Me siento orgullosa de ser lideresa de mi comunidad, asesoro a otras mujeres en las prácticas de cultivos, estoy participando en la Asociación de Desarrollo Comunitario y formo parte de la directiva de madres y padres de familia de la escuela de mi comunidad. Saco adelante a mis tres hijas y mis cinco hijos. Una debe proponerse metas”, dice.

El día 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer trabajadora en un contexto de crisis que afecta especialmente a las mujeres más desfavorecidas. Más del 60% de las personas trabajadoras familiares no remuneradas son mujeres y de cada cinco muertes de VIH/Sida en el mundo, tres son mujeres. En África subsahariana, las mujeres pasan tantas horas al año trasportando agua para sus hogares como horas pasa trabajando durante un año la totalidad de la población activa de Francia.
Según la FAO, las mujeres producen entre el 60 y el 80% de la comida en los países en vías de desarrollo y, sin embargo, sólo poseen el 1% de la tierra. Cuando a una mujer se le niega el derecho a tener tierra, se le está negando también el derecho a comprar semillas, a participar en las granjas, en las cooperativas y en las decisiones de sus comunidades.
Ayuda en Acción considera que las mujeres son el principal actor de desarrollo y por eso incorpora la perspectiva de género como un elemento transversal y común a todos sus proyectos. De forma concreta, la Organización trabaja junto a mujeres microempresarias en la formación de grupos de microfinanzas para que accedan a créditos y desarrollen sus capacidades de gestión empresarial y técnicas y para que mejoren la rentabilidad de sus negocios.
Un ejemplo es el Banco Comunal de Lurigancho que en 2008 otorgó 923 créditos en las 29 comunidades de San Juan de Lurigancho, Perú. Esta iniciativa lleva funcionando 7 años como una herramienta de lucha contra la pobreza que busca potenciar capacidades y oportunidades mayoritariamente para las mujeres. El 81% de los créditos que este banco concede los reciben mujeres como Irma Manrique, que asegura que con el primer préstamo se asoció con dos compañeras y compraron telas para confeccionar polos y buzos. “Los vendimos todos y hemos tenido muchos ingresos y ganancias. Cada vez tenemos más clientes y más pedidos”, dice. Hermila Cuevas, del caserío de Quillinsahucho, cuenta cómo ha organizado una empresa de transformación de productos lácteos que le está permitiendo mejorar sus ingresos y su calidad de vida “para darles estudios a mis hijos”, afirma.
En Cayambe, Ecuador, Alicia Carrillo ha podido pagar la universidad de sus dos hijos gracias a su trabajo en el mercado de verduras y a los créditos que le concede la Casa Campesina, un banco comunal similar al de Lurigancho. Alicia asegura que ya no depende de los prestamistas informales que le cobraban enormes intereses. “Somos 13 grupos de mujeres, unas 265 en total, y todas nos ayudamos entre nosotras si hay algún problema porque sabemos que los préstamos son la platita de personas que no nos conocen y que, sin embargo, nos ayudan a tener una mejor calidad de vida”, cuenta Alicia.
Ayuda en Acción cree que las mujeres tienen un rol fundamental en la dinamización de economías locales, especialmente en la conducción de estas microempresas que contribuyen a la generación de ingresos y a mejorar la vida en sus comunidades.
Mujeres en la toma de decisiones
La media global de mujeres parlamentarias es todavía del 18.4%, una cifra alarmantemente baja que implica una mínima participación de las mujeres en la toma de decisiones. En este sentido, Ayuda en Acción trabaja alfabetizando, capacitando y organizando grupos de mujeres para que éstas lideren procesos de desarrollo.
Las mujeres de Muyupampa, en Bolivia, se han organizado para mejorar la producción con el apoyo de Ayuda en Acción. Janeth Carballo, alcaldesa de la zona asegura que “hay que formar mujeres en el liderazgo porque son las que dan espíritu a los grupos y son la esperanza de nuestra sociedad”.
En El Salvador, hay un 16’1% de mujeres analfabetas frente a un 11% de hombres. María del Carmen Franco es una mujer salvadoreña de 48 años que ha participado en los talleres y capacitaciones de Ayuda en Acción. “Me siento orgullosa de ser lideresa de mi comunidad, asesoro a otras mujeres en las prácticas de cultivos, estoy participando en la Asociación de Desarrollo Comunitario (ADESCO) y formo parte de la directiva de madres y padres de familia de la escuela de mi comunidad. Saco adelante a mis tres hijas y mis cinco hijos. Una debe proponerse metas”, dice María del Carmen.
La alfabetización de las mujeres hace que éstas contribuyan a la transformación de sus comunidades. Más allá de aprender a leer y a escribir, aprenden a desarrollar capacidades que les permiten proponer cambios en su entorno familiar y comunal, a vencer el miedo a ejercer sus derechos e involucrarse activamente en la construcción de un mundo más justo y equitativo.
En Uganda, las mujeres de Pallisa se han organizado gracias a los fondos de Ayuda en Acción y ahora se apoyan las unas a las otras. Caroline Odoi, responsable del área de desarrollo de Pallisa cuenta que existen “grupos de alfabetización, de apoyo a enfermos de Sida, grupos para sembrar huertos y para criar ganado. Se apoyan las unas a las otras y miran al futuro con optimismo. Muchas han llegado a ser representantes del Condado”.
En el área de desarrollo de Boaco, en Nicaragua, se organizaron en Comisiones Comunitarias de Salud para defender el derecho a la salud materna y demandar una mejor atención durante el parto. Son 124 brigadistas de salud y parteras de 24 comunidades que además de lograr avances en sanidad, han impulsado la participación de las mujeres en los espacios comunitarios.
Mujeres como J. Coronado Guevara, una mujer peruana de 40 años, contribuyen cada día al desarrollo: “Antes no sabía leer, ni escribir mi nombre, no podía firmar ningún documento, ni participar en reuniones, ni mi opinión era escuchada. Ahora escribo mi nombre y firmo. Me da mucha alegría participar en las reuniones de la comunidad y dar mis opiniones. Ahora se empiezan a respetar nuestros derechos”
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