Friday, February 16, 2018

Juan Carlos Claret: "No tenemos confianza en la imparcialidad de Scapolo"


El nuncio en Chile, Ivo Scapolo


EL PORTAVOZ DE LAICOS DE OSORNO DENUNCIA LA ACTITUD DEL NUNCIO EN CHILE

"Scicluna nos pidió que le enviemos la información a él y no al Nuncio"

Estamos invitados a colaborar en la investigación del arzobispo Scicluna y no de otros. Las decisiones del prelado maltés de entrevistarse con la mayor cantidad de personas, fijando él su agenda (...) marcan una diferencia sustantiva

(Juan Carlos Claret).- Era enero de 2012. La comunidad parroquial Santa Rosa de Lima de Osorno, Chile, se preparaba para una visita ilustre: el Nuncio Apostólico, Ivo Scapolo, iba a saludarnos, compartir con nosotros y conocer in situ el proceso de construcción de nuestro nuevo templo parroquial. ¿Qué tenía de particular?
Esta comunidad, por el impulso del misionero alemán Pedro Kliegel, se había propuesto materializar un templo que representara la maduración espiritual que durante décadas venían rumiando por iniciativa de mujeres sabias. Así, un templo circular cuyo centro exacto es el altar y donde todos los hermanos en la fe pueden verse los rostros, fue el diseño escogido.
Para poder concretarlo a pesar de la carestía de recursos económicos, la comunidad misma se dispuso a construirlo con sus propias manos. Un año estuvieron así, trabajando todos los días pero más intensamente los fines de semana. Este testimonio fue lo que motivó al obispo René Rebolledo a invitar a Scapolo. Poco parecía recordar su constante y tajante negativa en ayudarnos económicamente.
Así, con el Nuncio en Osorno, la comunidad fue testigo de una promesa: "Veré cómo los puedo ayudar", afirmó. Al tiempo después, Rebolledo era ascendido a la cuna de importantes arzobispos chilenos como es La Serena, y el entonces obispo castrense, Juan Barros Madrid, era nombrado quinto obispo de la ciudad de Osorno. Lo demás es historia conocida.


Luego de tres años de esa "ayuda", y ante la investigación que realizará en pocos días el Arzobispo Charles Scicluna, el mismo Nuncio Scapolo solicita que quienes aportemos antecedentes a la indagatoria en contra del obispo Barros, se lo entreguemos previamente a él pues quiere "ayudar" en ese proceso, sin señalar de dónde emana esa atribución.
Como comunidad de católicos que pedimos la renuncia del obispo acusado de encubrir los abusos del mayor pedófilo en la historia de la Iglesia Chilena, estamos disponibles y dispuestos para colaborar de buena fe en ese proceso investigativo, pues la situación en Osorno debe solucionarse para comenzar a sanar las heridas que hay entre hermanos y hermanas en la fe. Más aún, cuando es la única alternativa que va quedando, ya que las leyes en materia de abusos en Chile están al debe en muchos asuntos, entre ellos, al permitir la prescripción. Ante la gravedad de este escenario, ¿por qué no aceptamos el requerimiento de Scapolo?
Porque no tenemos confianza en la imparcialidad del Nuncio. Al poco tiempo que el obispo Barros tomara posesión de la diócesis de Osorno, en el mes de abril de 2015 en la reunión que sostuvo con los superiores mayores de las congregaciones religiosas de Conferre, fue categórico en señalarles a los reunidos que
i) no insistieran con el tema del obispo Barros pues son inventos de los políticos de izquierda, y
ii) que quien lo hiciera estaría en pecado grave.
 
Un mes después de sus palabras, el Papa Francisco nos trató de "tontos y zurdos" en un video en la Plaza de San Pedro.
Es conocida su preferencia por el obispo Barros. Es de público conocimiento sus estadías estivales en las tierras de la familia Madrid, particularmente de doña Marta, tía del obispo Juan Barros Madrid, en el sector rural de la comuna de Curacaví. Nos preocupa el conflicto de interés, más aún, cuando un cercano suyo, el empresario Eliodoro Matte, es férreo defensor de Fernando Karadima.
El Papa lo acusa a él de haber bloqueado la salida de Barros. En la carta filtrada por la Associated Press y que fue reconocida como auténtica por los obispos chilenos y por Francisco, se afirma de él haber bloqueado y complicado la salida acordada del obispo, un año antes que llegara a Osorno. O sea, todo lo que sufrimos, Barros incluido, pudo ser evitado. Cuando Ivo fue consultado por la prensa, declinó dar respuesta.
Nos pide ahora los antecedentes cuando hemos intentado ofrecérselos durante tres años. Han sido incesantes nuestros intentos de entablar diálogo con él y le hemos informado de todos los fallidos acercamientos que de buena fe hemos procurado con el obispo Barros. De las innumerables solicitudes, solo una tuvo respuesta y dijo "estando las cosas como están, no tomaremos en cuenta su solicitud". Ante eso, ¿cómo cambiarán las cosas sin voluntad de diálogo?
Finalmente, porque estamos invitados a colaborar en la investigación del arzobispo Scicluna y no de otros. Las decisiones del prelado maltés de entrevistarse con la mayor cantidad de personas, fijando él su agenda, informando que le enviemos la información a él y no al Nuncio, y que esté dispuesto a viajar pesquisando antecedentes, marcan una diferencia sustantiva con Scapolo.
Pero eso no significa que se confíe ciegamente, pues es importante que hayan garantías explícitas garantizadas, como transparencia, vale decir, acceso al acta y la fundamentación de las decisiones que se tomen respecto al caso Barros; la autonomía del investigador, o sea, que Scicluna tenga la libertad de poder disentir con afirmaciones públicas y categóricas del Papa Francisco, por ejemplo, que los testimonios sean calumnias; y que haya resguardo en que información delicada no llegue a manos de férreos defensores del investigado que ya han dado señales de querer tener previamente la documentación en sus manos. ¿Qué será de aquellas personas que de buena voluntad solicitaron audiencia con Scicluna y son compelidos a aceptar este requerimiento?
Con todo, ante el escenario de que la investigación se centre en la importante arista penal-canónica, donde la participación en delitos no es sancionable, y ante la otra arista del problema que es pastoral, eclesial y humana, aportaremos evidencias.
Mientras tanto, como sociedad debemos proponernos una revisión seria de la legislación nacional en materia de abusos y cuestionarnos por qué nuevamente es una investigación canónica en la que debemos confiar para que se haga justicia ante un caso que debió ser investigado desde un comienzo por la institucionalidad del Estado de Chile.
RD

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